Una nueva fiesta de la Iglesia se llevó a cabo este sábado 4 de diciember en Mar del Plata, con la 48ª Marcha de la Esperanza, que luego de la pandemia retomó su formato tradicional, con una procesión por los barrios y una misa de cierre en la catedral de los Santos Pedro y Cecilia.
Miles de fieles participaron de esta gran fiesta de la fe, que recorrió distintas parroquias, partiendo desde la gruta de Nuestra Señora de Lourdes. La procesión estuvo encabezada por la imagen de la Virgen, a bordo de un carruaje adornado para la ocasión por los trabajadores del astillero Contessi, y acompañada por el obispo, monseñor Gabriel Mestre.
En su homilía, ante los miles de peregrinos que acompañaron a la Virgen desde la Gruta de Lourdes hasta la Catedral, el obispo recordó el lema de la Marcha: "Con María marchamos en esperanza, este es el tiempo favorable”.
En ese marco, propuso los "tres puntitos" de reflexión: "Con María", "Marchamos" y "En esperanza".
"Con María, la mujer que tuvo el sí decisivo para la humanidad aceptando ser la madre del Salvador, es también nuestra madre y representa el cuidado y la protección femenina de Dios en nuestra vida", afirmó el obispo. "María fue una gran protagonista de la historia y sentimos su protección maternal que nos acompaña en las distintas circunstancias que la vida nos propuso en este tiempo de pandemia. A ella le entregamos nuestros dolores y nuestras dificultades. En este tiempo difícil imitemos la ternura de María con su pueblo".
"Marchamos, caminamos, avanzamos juntos y en plural. No vamos solos. El papa Francisco nos dice con claridad que somos parte de la misma barca, avanzamos en este Adviento de manera sinodal hacia la Navidad. Al caminar juntos en esta marcha nos reencontramos con gente amiga y con otros que no conocemos pero todos nos reconocemos como parte de la misma humanidad y la misma barca aceptando el desafío de caminar juntos".
"Caminamos en esperanza porque sabemos que la última palabra y todo el poder lo tiene Dios. También sabemos que todas las dificultades de nuestra vida tienen un sentido final para la historia, por eso avanzamos con María en esperanza hacia la Navidad, donde el Jesús niño viene a redimirnos y a darle un sentido distinto a nuestra vida, renovando lo más profundo de nuestro corazón".