El Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires publicó un artículo que busca otorgar un sentido al sufrimiento, en medio de la crisis humanitaria mundial que conmueve y atemoriza. La doctora Elena Rita Passo, vicepresidenta de la institución, en el escrito titulado “Yo acuso”, plantea un nuevo modo de pararse frente al virus que nos atraviesa, con la alternativa de resignificar la crisis y obtener un resultado social positivo.
“Estamos transitando una crisis humanitaria mundial. El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud declaró el estado de pandemia, la primera pandemia ocasionada por coronavirus. Esto implica la existencia de una enfermedad infecto contagiosa que traspasa naciones y continentes. El virus causante de la infección es una variedad nueva, a la que los seres humanos no habíamos estado expuestos”, comenzó explicando.
Y aunque asume que “hay muchos datos que aún se desconocen”, la incertidumbre reina en los gobiernos del mundo, “aún en los países más desarrollados, que no estaban preparado para afrontar una demanda sanitaria como la actual”.
Algunas potencias mundiales dieron “una prioridad a la economía y el poder”, “desvalorizando a la persona humana y por ende sus derechos fundamentales”. “El acceso a un servicio de salud de calidad médica adecuada está supeditado, en la mayor parte de los países, al poder adquisitivo individual. Ahora hay un problema extremadamente serio que pone en riesgo a la humanidad: nos damos cuenta de que la naturaleza humana ha sido subvalorada y utilizada. Otro tanto ocurrió con la naturaleza en general, que lastimosamente no corrió con mejor suerte”, afirma la doctora Passo.
“Una pregunta para reflexionar es: ¿Cómo manejamos este miedo? Algunos resignificarán su propia dignidad y tendrán una respuesta que los acerca a la santidad; cuántos médicos, enfermeros, personal de limpieza, voluntarios han dado muestras de ello en esta crisis. Cuántos sacerdotes se mostraron solícitos al lado de personas enfermas”.
Surge entonces una posición en la sociedad, plantea, el “yo acuso”: “Transfiero mi miedo y la angustia que me ocasiona la posibilidad del contagio a un ‘culpable’ y ese otro en general es percibido como muy diferente. Entonces en ese mundo interior tenebroso surge el ‘yo acuso’ al diferente y lo hago responsable de mis propias limitaciones”.