El obispo de San Justo, monseñor Eduardo García, expresó que le “hizo ruido, mucho ruido” que en estos días circulara un video dirigido a los prelados argentinos, con la frase: “Devuélvannos la misa”.
“En orden al coronavirus, pareciera que la suspensión de actividades, dentro de las que se encuentra el culto, no por el culto en sí mismo sino por la congregación de gente y la posibilidad de contagio, fuera una cuestión arbitraria. Cuando no lo es”, recordó en un artículo de opinión publicado en el diario Clarín.
El prelado consideró que en este tiempo de pandemia “más que nunca, la Iglesia y los cristianos tenemos que dar el testimonio de entrega generosa por amor al que más sufre, creando ambientes de calma, servicio y esperanza”.
“En este tiempo más que nunca se aplican las palabras del papa Francisco: ‘la iglesia como hospital de campaña’. Quizás porque lo estoy mirando desde la realidad social de mi diócesis ubicada en el partido de La Matanza donde, si bien los casos de coronavirus aún son pocos, tenemos que asumir y llevar adelante como se pueda los coletazos de la cuarentena en nuestras barriadas más vulnerables”.
Tras afirmar que leyó con asombro, aunque lo respeta, “la angustia que en muchos provocaba no poder comulgar”, se preguntó: “Acaso experimentan la misma angustia al no poder salir a ayudar en una salita de primeros auxilios o a un anciano que está aislado”.
“También escuché que sienten que la fe se les debilita al no poder comulgar y me pregunto: los mártires encarcelados del siglo pasado y de este siglo que no podían acceder a la misa en sus cautiverios y dieron su vida, ¿cómo lo hicieron? Porque su fe fue robusta para aceptar flagelaciones, hambre, humillación y muerte. Dios nunca nos deja solos”, sostuvo.
Monseñor García argumentó: “Creo firmemente en el Señor presente en la Eucaristía, centro y culmen de la vida cristiana, pero desde una comunidad que celebra y toma la fuerza para vivir jugándose por la vida de los demás, no como un self service de la gracia o un Redoxon de la vida espiritual”.
“De muy poco servirá la reapertura gradual de los templos si no hay una reapertura radical de la Iglesia de cara a la realidad, sin ombliguismos seudo religiosos de autocomplacencia”, aseveró.