Por: Boletín Salesiano de España
Cuando las redes sociales irrumpieron en nuestras vidas hace unos años, creíamos que la libertad de expresión se había universalizado y que podríamos entender mejor el mundo. Sin embargo, poco a poco hemos comprendido que no es así. Por eso hoy más que nunca es necesario fomentar una educación crítica en la lectura de contenidos, ya que gran parte de la población, es muy manipulable, lo que nos lleva a extremismos y polarización, impidiendo cualquier intento de diálogo. Tenemos un gran reto.
Las “fake news” están a la orden del día y somos conscientes de ello. Sin embargo, con la llegada de la Inteligencia Artificial , ahora nos enfrentamos a lo que se conoce como “Deep News”. Se trata de noticias generadas o potenciadas por tecnologías de Inteligencia Artificial. Estas herramientas analizan grandes volúmenes de datos, identifican patrones y generan contenido de forma automatizada.
Si bien aún no nos hemos adaptado completamente al impacto de las redes sociales, ahora nos enfrentamos a un nuevo reto: los medios pueden usar la Inteligencia Artificial para generar contenido. La gran pregunta es: ¿quién verificará la veracidad de lo que se publica con estas tecnologías? Cada vez más medios utilizarán Inteligencia Artificial para crear sus contenidos.
Por ejemplo, en un partido de fútbol, antes los periodistas escribían cada reporte manualmente. Ahora, gracias a la tecnología, se pueden generar resúmenes automáticamente. La Inteligencia Artificial recoge los datos del partido y genera un artículo con la información clave: quién ganó, los goles, y los momentos más importantes.
Además, los algoritmos que las empresas utilizan para analizar nuestro comportamiento en Internet podrían hacer que una misma noticia se presentase de manera diferente en tu celular que en el de tu hijo. Todo tiene sus ventajas e inconvenientes. Esta tecnología permitirá que tengamos contenido más inmediato en nuestros dispositivos, pero también la Inteligencia Artificial podrá ayudarnos a detectar noticias falsas, analizando patrones de lenguaje, verificando hechos y comparando con fuentes confiables, siempre y cuando seamos críticos para hacerlo. Ese es el gran reto.